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EL ESTOICISMO.


CORRIENTES O ESCUELAS FILOSÓFICAS MÁS INFLUYENTES

EL ESTOICISMO.

            La Escuela estoica tiene una onda relación con los filósofos moralistas socráticos, y especialmente con los cínicos, aunque con personalidades superiores intelectualmente y una mayor elaboración técnica.

LAS ETAPAS DEL ESTOICISMO.

Se distinguen tres épocas:
El estoicismo antiguo, el medio y el nuevo, y se extienden desde el año 300, hasta el siglo II después de J.C. El fundador de la escuela estoica fue Zenón de Citium, que la estableció en Atenas, en el llamado Pórtico de las pinturas (Stoá poikile) decorado  con cuadros de Polignoto. Otra figura fue la de Cleantes de Asas, mente tosca y nada teórico.

LA DOCTRINA ESTOICA.
            
El centro de la preocupación estoica es igualmente el hombre, el sabio. Hacen una filosofía dividida en tres partes: lógica, física y ética; pero su verdadero interés es solo la moral. Los estoicos son sensualistas, reconocían unas notiones communes, presentes en todos y que determinan el consentimiento universal, luego se pensó que eran innatas.
            La física estoica es materialista o, mejor aún, corporalista. Admite dos principios, lo activo y lo pasivo, es decir, la materia y la razón que reside en ella, a la cual llaman dios. Este principio es corporal y se mezcla de la materia con un fluido generador o razón seminal. Aparte de los dos principios, se distinguen los cuatro elementos: fuego, agua, aire, tierra. Dios y el mundo aparecen identificados en el estoicismo. Dios es rector del mundo, pero a su vez es sustancia y el mundo entero es la sustancia de Dios.
            Los estoicos consideran que ciertas contingencias y libertades del hombre están incluidas en el plan general del destino.
            La ética estoica se funda también en la idea de la autarquía de la suficiencia. El hombre, el sabio, ha de bastarse a sí mismo. El bien supremo es la felicidad -que no tiene que ver con el placer- y esta consiste en la virtud A su vez, esta virtud consiste en vivir de acuerdo con la verdadera naturaleza: La razón humana es una parcela de la razón universal.
            El sabio la acepta tal como es, se amolda enteramente al destino, obedecer a Dios es libertad que corresponde a la moral. El sabio se hace independiente, soportando todo como una roca que hace frente a todos los embates del agua. El sabio es dueño de sí, no se deja arrebatar por nada, puede ser feliz en medio de los mayores dolores y males.

EL COSMOPOLITISMO ANTIGUO.

Marcos Aurelio: El hombre no es ciudadano de esta o aquella patria, sino del mundo. 
El cosmopolitismo se asemeja aparentemente a la unidad de los hombres que afirma el cristianismo; pero se trata de dos cosas totalmente distintas. El cristianismo afirma que los hombres son hermanos, porque son, todos hijos de Dios.

EL EPICUREISMO:
           
Así como la Stoa corresponde a los cínicos en la filosofía postaristotélica, los epicúreos guardan un paralelismo acentuado con los cirenaicos, y así como entre las dos escuelas socráticas, en Atenas en el año 366 fundó su escuela o comunidad en un jardín.
            En el Epicureísmo se ve de un modo manifiesto que no se trata ya en Grecia de una filosofía extendida como ciencia, sino de un especial modo de vida. Algunas mujeres pertenecieron también al jardín de Epicuro. La escuela adquirió, sobre todo después de la muerte del maestro, un carácter casi religioso.
            La exposición más importante de las doctrinas de Epicuro es el poema de Tito Locrecio Caro (97 – 55) titulado De rerum natura.
            La filosofía epicúrea es materialista; renueva en lo esencial la de Demócrito, con su teoría de los átomos. Todo es corporal, el universo es puro mecanismo, sin finalidad ni intervención alguna de los dioses en él. Éstos son corporales como los hombres, pero hechos de átomos más finos y resplandecientes, y además poseen la inmortalidad.
            Los epicúreos no se proponen descubrir la verdad de la naturaleza. Toda la doctrina epicúrea se dirige a la moral, al tipo de vida que debe seguir el sabio.
            Epicuro opina que el placer es el verdadero bien; que es quien nos indica lo que conviene y lo que repugna a nuestra naturaleza. Parece a primera vista, que el epicureísmo es el contrapolo de la Stoa; pero las semejanzas son más hondas que las diferencias. En primer lugar, Epicuro exige muy determinadas condiciones al placer: ha de ser puro, dueño de sí, libre. El ideal del sabio es, pues, el del hombre sereno, moderado en todo, que conserva un perfecto equilibrio en cualquier circunstancia. Ni la adversidad, ni el dolor físico, ni la muerte alteran al epicúreo.

ESCEPTICISMO Y ECLECTICISMO.
            
El desinterés por la verdad, que domina las épocas de falta de tensión teórica, suele unirse en ellas a la desconfianza de la verdad. El hombre no se fía, surgen las generaciones recelosas y suspicaces, que dudan de que la verdad se deje alcanzar por el hombre, se pierde la confianza en que ninguna de las respuestas sea verdadera o que una nueva más lo sea. Hay que distinguir, sin embargo, entre el escepticismo como tesis filosóficas y como actitud vital. El escepticismo como tesis, pues, se refuta a si propio, al formularse El escepticismo vital, que no afirma ni niega.
            El primero y el más famoso de los escépticos griegos es Pirró, luego aparece Timón, Arquesilao y Carneales III y II. El escepticismo invadió totalmente la academia, y en ella perduró hasta su clausura en 529. Todos los que nombramos pertenecían a la Academia media y a la nueva.

EL ECLECTICISMO. Es otro fenómeno de las épocas de decadencia filosófica. El espíritu de compromiso y conciliación aparece en ellas; que solo utilizó el pensamiento filosófico como materia de erudición. El más importante de los eclécticos romanos es Cicerón (106 – 43), sus escritos filosóficos no son originales, pero tienen el valor de ser un repertorio copioso de referencias de la filosofía griega.

LAS PATRÍSTICAS.
           
Se llama patrística a la especulación de los padres de la Iglesia, en los primeros siglos del cristianismo. El propósito de los cristianos no es intelectual ni teórico, no intentan hacer filosofía. Las verdades religiosas se interpretan, se elaboran, se formulan en dogmas. Los primeros siglos de nuestra era son los de la constitución de la dogmática cristiana. La dogmática se va haciendo al hilo de la lucha contra los numerosos movimientos heréticos. Por otra parte, los paganos prestan una tardía atención a la religión de Cristo. Al principio les parecía una secta extraña y absurda, que no distinguían bien el judaísmo, formada por hombres casi dementes, que adoraban a un Dios muerto.
            El cristianismo se ve obligado pues, primero a un formulación intelectual de los dogmas, y en segundo lugar a una discusión racional con sus enemigos heréticos o paganos.
Las fuentes filosóficas de la patrística. Los padres de la iglesia no tienen un sistema definido y riguroso. Toman del pensamiento helénico los elementos que necesitan en cada caso, eligen de todas las escuelas paganas lo que les parece más útil para sus fines.
Los problemas. Las cuestiones que más preocupaban a los padres de la iglesia son las más importantes de las que plantea el dogma. La creación, la relación de Dios con el mundo, el mal, el alma, el destino de la existencia son problemas capitales de la patrística.
            Luego aparecen los Gnósticos que interpretaban alegóricamente la Biblia.

LOS APOLOGETAS. Hacen la defensa del cristianismo. Clemente de Alejandría escribió un libro ecléctico lleno de ideas filosóficas griegas.
En el siglo IV, la Patrística alcanza su plena madurez.

SAN AGUSTÍN.

La Vida y la Persona.
            San Agustín es una de las figuras más interesantes de su tiempo, del cristianismo y de la filosofía.
            San Agustín es un africano, hijo de aquella África romanizada y cristianizada del siglo IV, sembrada de herejías, donde conviven fuerzas religiosas diversas: su padre Patricio magistrado pagano, bautizado solo al morir, hombre violento; su madre, Mónica, mujer de gran virtud y hondo espíritu cristiano.
            Las obras más importantes son las referentes a la dogmática y a la teología: Los treces libros de las Confessiones; y la titulada “La ciudad de Dios”, la primera filosofía de la historia San Agustín se convirtió en el más importante de los padres de la iglesia latina.

FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN.
          
  La filosofía agustiniana tiene un contenido que se expresa del modo más radical. “Quiero saber de Dios y del alma. ¿Nada más? Nada más en absoluto. Es decir, no hay más que dos temas en la filosofía agustiniana: Dios y el alma. El centro de la especulación será Dios.”
            San Agustín, el hombre de la intimidad y la confesión, nos llegará la filosofía del espíritu, y por último, la relación de este espíritu, que vive en el mundo, con Dios lo llevará a la idea de la civitas Dei y con ella a la filosofía.
            Para Agustín, el conocimiento no se da sin amor. De Agustín procede la idea, la fe que buscan la comprensión, y el principio “creo para entender”.
            San Agustín se apoya en el alma al que llama hombre interior. Agustín cuenta su vida. El alma se eleva de los cuerpos a ella misma, luego a la razón, y por último a la luz que la ilumina. Dios ha creado el mundo de la nada según su doctrina. El hombre, que es a la vez racional –como el ángel – y mortal – como animal – tiene un puesto intermedio, pero sobre todo es imagen de Dios.
            El alma tiene un peso que la mueve y la lleva, y éste peso es el amor. El amor es activo, y es él quien, en definitiva determina y califica la voluntad.

La Significación de San Agustín.
Es el último hombre antiguo y el primer hombre moderno, él no fue cristiano desde el principio.
            Esta es la situación en que se encuentra San Agustín. Ve el mundo con ojos paganos, y entiende su plenitud, la maravilla del mundo antiguo. Pero desde el cristianismo le parece que todo esto, sin Dios, es una pura nada y un mal.


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