TIPOS
DE SUELO.
El
suelo es una compleja mezcla de material rocoso fresco y erosionado, de
minerales disueltos y redepositados, y de restos de cosas en otro tiempo vivas.
Estos
componentes son mezclados por la construcción de madrigueras de los animales,
la presión de las raíces de las plantas y el movimiento del agua subterránea.
El tipo de suelo, su composición
química y la naturaleza de su origen orgánico son importantes para la
agricultura y, por lo tanto, para nuestras vidas.
Existen
muchos tipos de suelos, dependiendo de la textura que posean. Se define textura
como el porcentaje de arena, limo y arcilla que contiene el suelo y ésta
determina el tipo de suelo que será.
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Suelo
arenoso es ligero y filtra el agua rápidamente: Tiene baja materia orgánica por lo que no es muy
fértil.
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Un
suelo arcilloso es un terreno pesado que no filtra casi el agua: Es pegajoso, plástico en estado húmedo y posee
muchos nutrientes y materia orgánica.
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Un
suelo limoso es estéril, pedregoso y filtra el agua con rapidez: La materia orgánica que contiene se descompone muy
rápido.
La
combinatoria de estos tres elementos da como resultado numerosos tipos de
suelos distintos y que citamos a continuación:
Tipos de suelo según su
funcionalidad:
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Suelos
arenosos: son aquellos
suelos que no retienen el agua, al poseer poca materia orgánica no son aptos
para la agricultura.
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Suelos
calizos: en estos
suelos abundan las sales calcáreas, suelen ser de color blanco y también áridos
y secos, y por ende no son buenos para la agricultura.
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Suelos
humíferos (también llamados tierra negra): son aquellos que posee gran cantidad de materia
orgánica en descomposición, son fantásticos para retener el agua y por lo tanto
son excelentes para cultivar.
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Suelos
arcillosos: estos
suelos están formados por pequeños granos finos de color amarillo y retienen el
agua en charcos. Mezclados con humus pueden resultar muy efectivos para la
agricultura.
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Suelos
pedregosos: formas
por toda clase de rocas y piedras, al no retener el agua resultan pésimos para
cultivar.
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Suelos
mixtos: una mezcla
del suelo arenoso y del suelo arcilloso.
Tipos de suelo según sus
características:
- Litosoles: suelo que suele aparecer en afloramientos rocosos
y a veces en escarpas, son de poco espesor y con poca vegetación.
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Cambisoles: suelos jóvenes que acumulan arcillas.
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Luvisoles: cuenta con un horizonte resultado de una gran
acumulación de arcillas.
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Acrisoles: tienen una acumulación de arcilla menor a los
luvisoles.
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Gleysoloes: cuentan con gran cantidad de agua en forma permanente
o semipermanente.
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Fluvisoles: suelos jóvenes que se han formado debido a la
lluvia, suelen tener mucho calcio.
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Rendzina: suelos con muchas materia orgánica ubicados sobre
roca caliza.
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Vertisoles: suelo arcilloso de color negro, se localizan en
zonas de poca pendiente.
FORMAS
DE CONSERVACIÓN DEL SUELO.
La conservación del suelo se logra por métodos
naturales y artificiales:
1. Métodos
naturales
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Mantener la
cobertura vegetal (bosques, pastos y matorrales) en las orillas de los ríos y
en las laderas. Esto implica el evitar la quema de la vegetación de cualquier
tipo en laderas. El incendiar la vegetación es un acto criminal, que va en
contra de la fertilidad del suelo; deteriora el hábitat de la fauna, y
deteriora la disponibilidad del recurso agua.
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Reforestar las
laderas empinadas y las orillas de ríos y quebradas.
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Cultivar en surcos
de contorno en las laderas y no en favor de la pendiente, porque favorece la
erosión.
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Combinar las
actividades agrícolas, pecuarias y forestales (agroforestería), y sembrar árbol
es como cercos, en laderas, como rompevientos, etc.
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Rotar cultivos,
leguminosas con otros, para no empobrecer el suelo.
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Integrar materia
orgánica al suelo, como los residuos de las cosechas.
2. Métodos artificiales
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Construir zanjas de infiltración en las
laderas para evitar la erosión en zonas con alta pendiente.
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Construir andenes o terrazas con plantas en
los bordes.
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Construir defensas en las orillas de ríos y
quebradas para evitar la erosión.
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Abonar el suelo adecuadamente para restituir
los nutrientes extraídos por las cosechas. El abonamiento debe evitar el uso
exagerado de fertilizantes químicos, de lo contrario se mermará la microflora y
microfauna del suelo y se pueden producir procesos de intoxicación delos
suelos.
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Antes es conveniente hacer un análisis para
determinar las deficiencias y según ello aplicar un programa de fertilización.