MORFOFISIOPATOLOGÍA
EMBOLIA
PULMONAR
CONCEPTO.
Una embolia pulmonar
es un bloqueo súbito de una arteria pulmonar. Una embolia pulmonar es el
resultado de un coágulo de sangre que se desarrolla en un vaso sanguíneo en
cualquier lugar del cuerpo (frecuentemente en la pierna), se traslada a una
arteria del pulmón y causa una oclusión (obstrucción) de la arteria.
CAUSAS.
La embolia pulmonar
puede tener diferentes causas. El punto de partida de una embolia pulmonar es
generalmente la obstrucción de un vaso sanguíneo (trombosis): la causa en nueve
de cada diez casos es un coágulo procedente de las venas de la pelvis o de las
piernas que es arrastrado hasta un vaso pulmonar.
Otros causantes
frecuentes pueden ser un émbolo de grasa, un émbolo de líquido amniótico y
burbujas de aire. También puede surgir el coágulo al final de un catéter
intravenoso, luego romperse y transportarse hacia el pulmón.
PATOGENIA.
Se sabe que más del
95% de los émbolos provienen de trombos que se originan en la circulación
venosa profunda de las extremidades inferiores. El resto proviene de trombos
que se originan en las cavidades cardíacas derechas o en otras venas, pero son
muy raras a menos que exista un factor incitante como un catéter central o una
sonda marcapaso. De este modo, la embolia pulmonar debe ser considerada como
una complicación de la TVP de las venas de las extremidades inferiores.
SÍNTOMAS Y SIGNOS.
Los primeros síntomas
también pueden ser mareos, desvanecimientos o convulsiones.
Las personas con
oclusión de uno o más de los grandes vasos pulmonares, pueden tener la piel de
color azulada (cianosis) y fallecer de repente. El
infarto pulmonar produce tos, esputo teñido de sangre, dolor torácico agudo al
respirar y fiebre.
En las personas con episodios
recurrentes de pequeños émbolos pulmonares, los síntomas como ahogo crónico,
hinchazón de los tobillos o de las piernas y debilidad, tienden a desarrollarse
de forma progresiva a lo largo de semanas, meses o años.
TRATAMIENTO.
Se inicia el tratamiento
de embolia pulmonar con la administración de oxígeno y, si fuera necesario, de
analgésicos. La utilización de
anticoagulantes (diluyentes sanguíneos), disminuyen la capacidad de coagulación
de la sangre. Ejemplo de estos fármacos son el acenocumarol (Sintrom) y la
heparina. Existen dos formas
de tratamiento que pueden ser útiles en personas cuya vida peligre por causa de
la embolia pulmonar: la terapia trombótica y la cirugía.