INTRODUCCIÓN
A LA PSICOLOGÍA
LAS
EMOCIONES.
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¿QUÉ ES LA EMOCIÓN?
Una emoción es un
estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que
viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen
innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen una función
adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene
súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos
pasajeras.
Las emociones son
estados funcionales del organismo de naturaleza neurofisiológica, que activan
los sistemas visceral, endocrino y muscular, y que nos predisponen a la acción.
Se activan en nuestro cuerpo de manera involuntaria y nos impulsan a asegurar
la vida. Mecanismos instintivos emocionales como la lucha, la huída o la
reproducción han tenido una función social y adaptativa en la supervivencia de
nuestra especie; y siguen motivando nuestro comportamiento hoy en día.
Emoción
etimológicamente es: E = energía y motion = moción, movimiento. Esa poderosa
energía en movimiento nos trae información para decirnos cómo nos sentimos con
lo que estamos viviendo en ese momento y hacia donde dirigir nuestra acción.
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FUNCIONES DE LAS EMOCIONES.
1-
Reflejan
nuestro mundo interno. Nos informan de cómo vivimos, en nuestro interior, lo
que sucede a nuestro alrededor. Nos indican cómo estamos evaluando y juzgando
la situación que vivimos. Esto nos permite conocernos mejor.
2-
Dirigen
una gran parte de nuestras conductas. Su energía nos ayuda a tomar decisiones
con las cuales satisfacer nuestras necesidades y deseos.
3-
Facilitan
nuestra adaptación al medio. Nos ayudan a relacionarnos mejor y actuar
adecuadamente según las circunstancias externas y nuestro mundo interno.
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CLASIFICACIÓN DE LAS EMOCIONES.
Existen 6 categorías básicas de emociones.
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MIEDO:
Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre,
inseguridad.
- SORPRESA:
Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una
aproximación cognitiva para saber qué pasa.
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AVERSIÓN:
Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
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IRA:
Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
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ALEGRÍA:
Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de
seguridad.
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TRISTEZA:
Pena, soledad, pesimismo.
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TEORÍAS DE LA EMOCIÓN.
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Teorías de James-Lange (Los sentimientos son un
producto físico)
La base de las
emociones deriva de nuestra percepción de las sensaciones fisiológicas, como
los cambios en el ritmo cardíaco y la tensión arterial y las contracciones de
los músculos viscerales y el esqueleto.
De acuerdo con esta
teoría, cuando le insultan no se siente enfadado y luego experimenta los
síntomas fisiológicos de la ira, sino al contrario, su corazón y respiración
aumentan de velocidad y sus músculos se tensan, y entonces interpreta estos
cambios corporales como “estoy enfadado”. Esta teoría sostiene que las
respuestas fisiológicas son diferentes para cada emoción, lo cual no siempre es
verdad. En suma, aunque la teoría posee cierto grado de validez, no oferta una
explicación completa de la experiencia emocional.
·
Teorías de Cannon-Bard (Los sentimientos son un
producto cognitivo)
En 1927 Walter Cannon
argumentó en contra de la posición de James-Lange, argumentación que fue luego
ampliada por Philip Bard (1938). Mediante la investigación de laboratorio,
mostraron que las reacciones fisiológicas que acompañan a diferentes emociones
son las mismas en una emoción u otra. En otras palabras, cuando una persona
está nerviosa, enfadada, tiene miedo o está enamorada, aumenta el ritmo
cardíaco, la velocidad de la respiración y los músculos se tensan. Así, si
dependiéramos únicamente de nuestras respuestas fisiológicas, no seriamos
capaces de distinguir una emoción de otra. Afirmaron, además, que el individuo
normalmente no es consciente de los cambios internos (como las contracciones de
los órganos viscerales, por ejemplo de los riñones y el hígado) y que incluso
los animales que por intervenciones quirúrgicas no fueron capaces de
experimentar estas sensaciones fisiológicas manifestaron reacciones emocionales
típicas. Propusieron que la experiencia emocional y la activación fisiológicas
ocurren al mismo tiempo, no una detrás de otra.
Esta teoría integró
la investigación sobre el papel del tálamo en la emoción. Su mayor defecto
residía en su incapacidad para reconocer la complejidad de las experiencias
emocionales y el modo en que éstas pueden ser influidas por la forma interprete
el individuo el “feedback” fisiológico.
·
Teorías de Schachter-Singer (Las emociones dependen
de una doble apreciación cognitiva: como evaluamos el suceso y como
identificamos lo que esta pasando en nuestro cuerpo)
La opinión de que la
emoción supone una actividad puramente cognitiva llegó a ser la explicación
comúnmente aceptada hasta los años 60, cuando los innovadores psicólogos
Stanley Schachter y Jerome Singer (1962) cuestionaron que las respuestas
fisiológicas no tuvieran ninguna importancia.
Aunque investigadores
posteriores no han apoyado por completo la teoría de Schachter y Singer, sí han
confirmado algunos aspectos. Por ejemplo, parece seguro que el incremento de la
activación (que puede producir la inyección de una sustancia como la
epinefrina, el ejercicio físico o hallarse en una situación que produce miedo)
puede intensificar una emoción que ya existe (Reisenzein, 1983).
Se ha encontrado
considerable apoyo a las conclusiones de Schachter y Singer sobre el aumento de
las reacciones emocionales cuando se experimentan aumentos en la activación que
no se pueden atribuir a ninguna otra fuente. En cambio, la investigación
posterior no ha apoyado su conclusión de una disminución de los niveles de
activación conduzca automáticamente a una reducción de la intensidad emocional
(Reisenzein, 1983). En otras palabras, la activación puede aumentar la
intensidad de la emoción, pero no la causa necesariamente.
·
Teorías del “Feedback” Facial (Nuestras expresiones
faciales nos conducen a la emoción)
Recientes
descubrimientos sobre los efectos de nuestras expresiones faciales muestran
clara relación con las teorías que enunció William James hace ahora un siglo.
En una investigación
sobre la emoción, realizada en dos fases, se utilizaron actores profesionales.
En la primera, se pidió a los actores que pensasen en una expresión emocional
de sus propias vidas que reflejara cada una de las 6 emociones que se iban a
investigar: sorpresa, repugnancia, tristeza, ira, miedo y alegría. En la
segunda, el investigador principal entrenó a cada actor, con la ayuda de un
espejo, a representar una expresión determinada. No les pidió que sintiesen de
una manera especial, sino sólo que contrajesen determinados músculos faciales,
con lo cual representaba sonrisas, malas caras y otras expresiones comunes a
los 6 estados emocionales. En ambas fases fueron grabadas las respuestas del
sistema nervioso autónomo.
Aparecieron en este
estudio dos conjuntos de significativos descubrimientos. Primero, se encontró
que las respuestas fisiológicas eran diferentes según la emoción que
estudiaban. Los corazones, por ejemplo, latían más rápidamente en situaciones
de ira y miedo que en las de felicidad, las manos estaban más frías en ira y el
miedo, y se comprobaron otras diferencias físicas. Parece ser verdad que
diferentes emociones provocan diferentes respuestas, por lo menos hasta cierto
punto. Esto indica también que la teoría de James-Lange, descrita
anteriormente, parece ser cierta: recibimos “feedback” de nuestros cuerpos y a
menudo recibimos diferentes tipos de “feedback” ante distintas emociones.
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DIFERENCIA ENTRE MOTIVACIÓN Y EMOCIÓN.
La emoción se la
podría definir como un episodio relativamente breve de respuestas sincronizadas
que indican la valoración de un acontecimiento como significativo. “Respuestas
sincronizadas” refiere a las respuestas corporales, expresiones faciales y
valoraciones subjetivas que acompañan a esa emoción.
La emoción supone una
activación más específica, la acción se dirige hacia el propio organismo
(supervivencia y bienestar) y se asemeja más al instinto.
La motivación, por
otra parte, es la tenencia a la acción
que forma parte de alguna respuesta afectiva. Una de las funciones de la
emoción es motivar a la acción.